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Copenhague: civismo, craft y mandanga

Actualizado: 17 ago 2022

He visitado Copenhague en dos ocasiones: una por trabajo... y otra por puro ocio (demasiado).

En este post no podré seguir la estructura de post anteriores en la que narrábamos todo el recorrido, ya que el viaje fue muy difuso y confuso por razones que más tarde explicaré.

Antes de nada os dejo los enlaces hacia el Freetour de Copenhague y de la tarjeta pass para museos y transporte

Aparte de que la ciudad es preciosa, lo que más me impresionó fue la cultura del viaje: la cultura nórdica. Nada más llegar -y como es costumbre en mí- dejé mi maleta en la calle mientras entraba al local donde empecé a trabajar. Al momento salí asustado, y cuando regreso al interior, Álex, con quien estaba reunido, me dijo que estuviera tranquilo, que allí nadie se llevaba nada que no fuera suyo; como mucho, si llovía, te lo podrían dejar en un sitio donde no se mojara. Es algo que pude comprobar en varias ocasiones, ya que perdí varias cosas, incluidas un Samsung Galaxy nuevo en el mostrador de un local comercial en pleno centro... y en una hora, absolutamente nadie lo tocó; incluso la dependienta no entendía el porqué de que le diera las gracias tan efusivamente.

De lo poco que pude conocer y me contaron fue que es una sociedad con las cárceles vacías, que en toda la ciudad sólo hay tres comisarías (y no excesivamente grandes) y que no existe el fraude fiscal ni la corrupción. Los patios de los colegios están en la misma calle y los niños duermen la siesta en el carrito aparcado en la calle mientras sus padres toman café en las cafeterías. Tanto la sanidad como la educación es gratis, incluso llegados a la universidad, cobran 2000€ al mes por estudiar, 1000€ si eres europeo y trabajas al menos 40 horas al mes, y cobran el paro con una suma alrededor de 4000€ al mes.

Todo esto es soportado porque pagan muchísimos impuestos y cuanto más ganan, más alto es el porcentaje de impuestos que pagan. Pero no les importa ya que son conscientes de que es la forma de mantener su alto nivel de vida y bienestar, y por eso no se les ocurre ni defraudar ni robar, ya que el sistema podría colapsar fácilmente.

Aunque también creo que es gracias a medidas mucho más drásticas (y que aquí muchos tacharían de fascistas), como por ejemplo, que el paro sólo es efectivo siempre y cuando estés en búsqueda de empleo, si te vas de viaje o detectan que no estás buscando trabajo pierdes el paro. También las medidas de inmigración son muy estrictas, ya que es muy difícil entrar en el país, y a cualquiera que cometa una irregularidad, sobre todo robos o altercados, no es multado, encarcelado o amnistiado como aquí, sino que es expulsado del país y no puede volver a entrar (¿fascismo o lógica? cada uno que juzgue a su gusto; total... a ellos les da igual).

El ritmo de vida es calmado y sosegado, pero puntual y preciso, y las personas son tremendamente literales: nunca les preguntes como están si no estás dispuesto a escuchar todo lo que te tengan que decir (o se lo tomarán a mal).

Curioso es también que Dinamarca sea el país más feliz, según varias encuestas, y a la vez uno de los sitios con tasas de suicidio más altas.

Copenhague es también considerado una de las mayores potencias del movimiento craft, no por cantidad, sino por variedad y calidad; seguramente sea el sitio donde más cosas raras juntas he visto y desde hacía mucho tiempo.

A continuación pondré tres categorías para ir separando los lugares a visitar durante el viaje: sitios curiosos, bebercio y comercio.


Sitios curiosos:


Radhuspladsen:

Sería como la plaza mayor, y sin duda el edificio más importante de toda la plaza es el Ayuntamiento. Este edificio está custodiado por dos osos polares, símbolo de Groenlandia. Ha sufrido varios incendios durante su historia, al igual que la ciudad, debido sobre todo a la iluminación con velas en las largas noches danesas.

En su fachada también puedes encontrar al obispo guerrero Absalon, fundador de la ciudad. Dinamarca ha sido un país vikingo hasta hace no mucho y el primer intento de cristianización fue en el 902 por el rey Bluetooth, que después de unificar todas las tribus danesas se convirtió al cristianismo, cosa que fue rechazada por los paganos y que le costó la muerte. Actualmente el nombre de la tecnología Bluetooth es por este rey.

Desde ese momento el cristianismo empezó a crecer en Dinamarca y en 1080 la conversión total al cristianismo era un hecho, aunque los ataques de tribus paganas de los alrededores seguían produciéndose.

En 1157 es nombrado obispo Absalon Ring y su primera misión fue acabar con estas incursiones y para ello pasó de la defensa al ataque, atacando la isla de Rugen y destruyendo la capital y templos de los wendos. También fortificó el sur del país para hacer frente a las incursiones. Uno de estos castillos se construyó en Kobenhavn, o muelle de los comerciantes, lo que dio origen a Copenhague.

La entrada al ayuntamiento es gratuita, al igual que la subida a la torre, pero hay muy pocas por día y es difícil obtenerla.

En la misma plaza tienes la fuente del dragón (donde un toro aparece venciendo a un pequeño dragón), una torre con dos músicos tocando el lur (un antiguo instrumento típico danés) y una torre de predicción meteorológica en la que, si se prevé lluvia, aparece una chica con paraguas, y si no, en bici.

Palacio Amalienborg:

Actual residencia de la Familia Real Danesa. Son cuatro edificios y juraría que en cada uno vive un componente de la familia, salvo uno que es para invitados y puedes saber si están o no por la bandera que tienen.

La sociedad danesa tiene una devoción enorme por sus reyes, excepto por la princesa María, ya que será la futura reina al casarse con el príncipe Federico, y es australiana, cosa que no gustó a la sociedad, aunque en pocos meses se ganó el corazón de los daneses y pasó a ser la más popular de la real familia.

También está bien saber que esta devoción es correspondida por la misma familia real; si estás paseando por la zona, que es de acceso libre, y el príncipe sale a correr o en su coche como nos pasó, no dudará en pararse a saludar a los transeúntes; si no lo conoces es muy difícil que lo reconozcas, puesto que se comporta como uno más; no existe ese hermetismo y esa sensación de deidad que por ejemplo se da entre la monarquía, la clase política y el famoseo vario en España, no van rodeados de 100 escoltas, ni hay una valla de 20 metros a 5 kilómetros de su casa (sí que hay guardias, pero parece más algo testimonial).

No obstante, el cambio de guardia es una de las cosas más famosas de la ciudad. Aunque yo personalmente los confundí con unos chavales en chándal y gorros llamativos haciendo cosas raras.. ya que en el cambio de guardia dan una vuelta por toda la ciudad y me los encontré en una calle cualquiera cuando salía de una cafetería. El uniforme es feo como él solo y me dio la impresión de que eran chavales de 15 años (aunque supongo que no). De todas formas, los bailes monguer de los soldados no los termino por entender, y eso de imaginarme a un tío... que ha entrenado supervivencia, que ha tenido que superar unas pruebas físicas de la leche y llevar una disciplina espartana para ser útil en caso de guerra... llegando a casa deprimido porque ha fallado en el segundo paso a la izquierda... pues como que no lo veo.

Por cierto, dato curioso: todos los reyes masculinos daneses se llaman Federico y el siguiente Christian, y así todos.

Como edificio fue construido en 1750 y su función fue la de albergar a ricos nobles, aunque poco después de ser construido, el Palacio de Christianborg se quemó (no sé si os suena de algo) y la residencia real pasó a este palacio, de donde ya no se moverían.

Marmorkirken:

La iglesia de Federico o la iglesia de mármol (que, curiosamente, no es de mármol).

Esta iglesia, proyectada en 1750 como el Palacio de Amalienborg, fue retrasándose en el tiempo, entre otras cosas, por la muerte del arquitecto y la falta de fondos. Pero pretendía ser una obra faraónica que al final se quedó en una cuarta parte de lo que era originalmente, mas se acabó en 1894 gracias a una aportación privada.

Estaba proyectada enteramente de mármol, pero al final, por precio, sólo la parte más baja se pudo hacer de este; en el resto lo que hicieron fue poner piedra caliza y lijarla bien, para dar aspecto de mármol.

Nyhavn:

En castellano significa "puerto nuevo" y es un canal que va a dar casi al centro de la ciudad y data del SXVII como puerto comercial, aunque ahora es poco más que un lugar turístico, caracterizado por las casas de vivos colores a ambos lados del canal.

Aunque ahora es un lugar de cuentos, en su origen era más bien de pesadillas. Fue excavado por prisioneros de guerra suecos y era famoso por sus tugurios en los que el alcohol y la prostitución eran los protagonistas

Kastellet:

Fue una fortificación defensiva del año 1626 y aunque se diseñó con un gran castillo que sirviera de refugio por motivos económicos no se pudo.

Tiene forma de estrella con 5 puntas, porque así el ataque a cualquier punto de la muralla puede defenderse desde dos puntos distintos.

Dentro hay un molino tipo holandés que se construyó porque la idea era que la ciudadela fuera autosuficiente en caso de sitio.

Actualmente, a pesar de seguir siendo zona militar, puedes pasear por sus calles sin problema y es una zona con muchísimo verde.

También, muy cerca, está la bonita iglesia inglesa y el muelle de Langlinie, donde se encuentra la sirenita. Pero una figura que me impresionó mucho más... fue un pensador, hecho de material reciclado.

Fuente de Gefion

La mayor obra de arte de la ciudad, que muestra a la diosa nórdica Gefion, y cuenta la historia de la creación de Selandia, isla en la que se encuentra la ciudad.

Cuentan que un rey sueco prometió a la diosa una tierra... que ocuparía el espacio que ella pudiera arar en una sola noche, y para ello transformó a sus cuatro hijos en bueyes. Luego, el rey sueco tiró esa tierra al mar, quedando un agujero que ahora corresponde al mayor lago de Suecia.

Esta fuente fue donada por Calsberg en su 50 aniversario, allá por 1897, y está muy cerquita del Kastellet.

Christiania:

Es un proyecto de vida comunal situado en una isla artificial que anteriormente había sido de uso militar.

Así, a grandes rasgos, podemos pensar que es un mercado de marihuana de cuatro hippies; pero es algo más. Para empezar, es una ciudad libre, aunque sin muchas libertades, que se encuentra fuera de la corona danesa y de la Unión Europea, aunque no necesitas pasaporte para entrar.

Comenzó en los años 70 con una ocupación ilegal. Poco a poco y con las tensiones vividas, se creó una comuna que compró parte de los terrenos de la isla y los alquilaba socialmente. Nadie posee una vivienda allí y los terrenos no se pueden vender, los ingresos son para gestionar la ciudad y cada uno paga su luz y su agua, no son okupas enganchados a la red pública. Además hay centros sociales, guarderías y un sinfín de servicios.

El mayor problema con Dinamarca lo tienen porque es legal, el consumo, cultivo y venta de marihuana. La calle principal de la ciudad es como el mercadillo de los domingos, pero en vez de fruta, se vende distintos tipos y formatos de marihuana.

De las dos veces que fui, la primera fue en un día soleado; todo el mundo estaba en la calle, fumando. Iba con mi madre y mi tía y, al poco de pasear por allí, tuvimos que ir a una colina cercana para airearnos un poco; pero era tarde, estábamos ya todos afectados y provocó que compráramos un dulce típico de allí, una galleta con marihuana que derivó en conversaciones del tipo "¿por qué no ponen los alérgenos en la galleta?" o "si vienen en bolsas, para que no escapen las vitaminas". Para cuando quisimos comerla, a las marquesas se las pasó la motivación por probarla y me la terminé entera. Dos días me duraron los efectos, y lo peor la primera noche, que me la pasé entera muy preocupado porque si el aire se volvía naranja no habría forma de diferenciar un nacho normal de un dorito.

También, antes de eso aprovechamos para visitar la ciudad ,y la verdad que está en un bonito enclave, y es muy bonito pasear entre sus calles y caminos, aunque tiene zonas que dan un poco de miedito si entras a oscuras.

La segunda vez iba con amigos y la visita fue más lúdico-festiva, pero con la mala suerte de que el clima era frío y húmedo, y no pudimos disfrutar de la Christiania de mi primera visita. Me pareció más lúgubre y oscura, ya no había gente en las calles, salvo los que vendían y compraban marihuana. Pero ni rastro de ese ambiente festivo que me encontré la otra vez. Sin embargo, pudimos entrar en varios centros sociales y bares, con música en directo y mucha vida local. Pero me sigo quedando con ese ambiente que se da en los días de sol.

Opera:

Se puede ver desde el palacio de Amalienborg o saliendo de Christiania. Este edificio es una de las óperas más caras del mundo con un coste de casi 500 millones de euros. Fue sufragada por una empresa, algo que no estuvo bien visto, y fue esa persona quien decidió el diseño y el emplazamiento, lo que causó un gran revuelo entre los daneses.

Otra polémica fue que dado que el promotor era contrario a la idea de Christiania puso este edificio para ocultar y retarlo. Pero, curiosamente, de noche emite una luz que simula la bandera de Christiania; unos dicen que casualidad, otros que es una venganza del arquitecto.


Ørstedsparken:

Es un parque muy cerca del centro que se construyó en 1868, cuando desmantelaron las fortalezas que rodeaban la ciudad, y como preveían un gran crecimiento de la ciudad, decidieron que gran parte de esas fortificaciones deberían ser zonas verdes. El lago artificial está construido sobre el antiguo foso.

Tienda de Lego:

Si eres amante de este juego de construcción no puedes dejar de visitar la tienda original. Lego es una empresa danesa que empezó a operar en 1932 y esta tienda es la más antigua, aparte de ser un museo en sí misma.


Palacio de Christianborg o Bormen:

Hasta 1794 cuando, ¡sorpresa...! se quemó, era la residencia de los reyes daneses. Como ya comenté anteriormente, se mudaron a Amalienborg, y este edificio, que posteriormente se volvió a quemar, pasó a ser la sede del parlamento. El actual edificio data de 1928, y se usa, aparte de como Parlamento, como oficina del Primer Ministro y sede del Tribunal Supremo.

La visita es gratuita y la subida a la torre es muy recomendable. En la parte trasera están los establos y una pista de equitación a la que accedes por el impresionante puente de mármol.

Natkirken:

Esta fue la primera iglesia que se construyó en la ciudad, por orden de Absalo. Pero de esa iglesia, ni de las posteriores queda una sola piedra, ya que entre incendios y bombardeos ha sido reconstruida alrededor de... tropecientas veces.

La actual iglesia, que hace poco fue considerada catedral, data del año 1829. Su particularidad no tiene nada que ver con la arquitectura, ni siquiera con las bonitas estatuas que la adornan, sino con sus actividades: esta iglesia funciona a modo de centro social.

Hay cursos, charlas, lecturas de poseía y, sobre todo, música. Cuentan que hay noches que la iglesia abre sus puertas y, con un juego de luces y música electrónica, permite la entrada libre, incluso puedes llevarte tu cervecita, y ves a la gente sentada en un ambiente muy relajado. Por desgracia, las noches que he ido nunca lo vi abierto, ni he encontrado en el calendario de actividades estas sesiones, así que no sé la periodicidad.


Museo Récord Guinness:

Contiene la recreación de varios récords curiosos y otros daneses, aunque la entrada puede resultar costosa, podéis acercaros a la puerta a ver al hombre más alto de mundo.

Tivoli:

Son unos jardines y un parque de atracciones muy cerca del centro de la ciudad. Destaca más por la decoración y por su belleza, que por sus atracciones, y es la atracción más visitada del país. Por desgracia, en mis dos visitas a Copenhague, el parque estaba cerrado.

Palacio de Rosenborg:

Utilizado como casa de campo de los reyes, fue construido en 1606 y, curiosamente, no se ha quemado nunca. Está rodeado por unos jardines muy extensos y un foso con carpas asesinas.



Bebercio:


Bicycle Brewing:

Situado en un barrio residencial cercano al centro, esta pequeña cervecería tiene un modelo de funcionamiento particular. Alex, su maestro cervecero, trabaja en una pequeña cocina con un equipo de menos de 100 litros en el mismo Tap Room, consiguiendo una cerveza de mucha calidad, usando recetas tradicionales.

Es un punto de encuentro de gente local, muy acogedor, que invita a largas charlas, e incluso a tardes de juegos de mesa en los oscuros y lluviosos días de la ciudad. Como ya tengo un artículo hablando ampliamente de esta peculiar cervecería, os dejo el link a continuación, donde podéis ver la cervecería en detalle.


Mikkeller:

Quizás el mayor exponente del craft en Dinamarca, esta casa fue fundada en 2005 por Mikkel y Keller. Este último abandonó el proyecto en 2008, cuando se profesionalizó; empezó siendo nómada y, aun a día de hoy, la mayoría de su producción es externa, ya que su fábrica está en San Diego.

Sus cervezas son muy variadas y raras, puedes beber desde una sour con fruta de la pasión envejecida en barril, hasta vinos de trigo. Lo más curioso de todo esto es que si preguntas a Mikkel cuál es su cerveza preferida, te va a decir que una lager.

Hay varios bares de Mikkeller, cada uno con sus peculiaridades, desde el bar del aeropuerto, hasta el Baghaven, que es un lugar donde tienen todas sus cervezas en barricas de madera, pero sin olvidar los restaurantes o el Mikkeller and Friends, un bar donde pinchan cervezas tanto de Mikkeller como de todos sus amigos cerveceros (sobre todo de Warpig y To Ol, alumnos de la época de profesor de Mikkeller y también especializados en cervezas muy innovadoras).

The laundormat café:

No sabía en qué apartado ponerlo, porque lo curioso del lugar, más allá de que tengan una selección variada, es que es un local con café, restaurante, librería y lavandería. Así puedes hacer otras cosas mientras tu ropa se lava. Supongo que la legalidad en España impedirá de alguna forma hacer eso, pero en Dinamarca, por lo que vi, mientras lo hagas bien, las leyes te permiten casi cualquier cosa.


Norrebro Brewing:

Situada en el moderno y alternativo barrio de Norrebro, es una de las cervecerías artesanas más antiguas del país.

Fue fundada por un ex maestro cervecero de Calsberg, inspirado por la cerveza craft americana.

El local es una bonita fábrica, junto con un restaurante estilo industrial en la parte superior, que combina la cerveza artesanal y la cocina típica nórdica. Además, puedes probar los típicos smorrebrod; aunque son tostas frías, poco más.


Eiffel Bar:

No es el mejor bar, ni el que tiene la mejor cerveza, pero sí es peculiar.

Este bar, que funciona desde 1736, era el lugar donde los marineros iban a beber cerveza barata. Pero hace unos 60 años cambiaron los dueños y crearon un bar de estilo francés para que las señoras pijas fueran a tomar el té. Allí no pareció nadie y al poco tiempo volvieron a la política de tugurio de cerveza barata, pero con una decoración nueva.

Actualmente y desde hace muy poco, los marineros son ahora los estudiantes, que también buscan esa cerveza barata, que no es más que una lager comercial con la etiqueta del bar, pero sí es verdad que es muy barata para ser Dinamarca. Por cierto, se puede fumar dentro, así que sé consciente de que vas a salir oliendo a tabacazo.


Taphouse:

Es uno de los Taproom que puedes encontrar en Copenhague, muy cerca del centro. El ambiente es muy cálido y tienes más de 60 grifos rotatorios. Una parada obligatoria.


Comercio:

Kiin Kin Bao Bao:

Es un lugar caro donde cada bao puede costar alrededor de los 7€, aunque no es tan caro para ser Dinamarca. La comida es espectacular, y por lo que entendí, el mismo dueño tiene un restaurante estrella Michelin mucho más caro (y este es de la misma calidad, pero mucho más barato).


San Marco Junior:

Es un restaurante con menú degustación de 39€, de estilo italiano, pero no de pizza y pasta; es otro tipo de cocina con también productos mediterráneos.


Magasin Du Nord:

Es una especie de Corte Inglés danés. Por confusión, salimos del metro directamente allí. Me sorprendió la variedad de delicatessen que tenía, a unos precios muy razonables.


Torvehalleme:

Es un antiguo mercado recuperado hace no mucho en el que puedes encontrar todo tipo de delicatessen, tanto para comer allí como para llevar a casa; un espectáculo para los cinco sentidos.

Meyers bagery:

Es una de las panaderías más famosas de la ciudad. Tienen 5 panaderías y el obrador al lado del despacho. Hacen dulces típicos daneses y distintos tipos de pan. Como curiosidad, aquí fue donde me dejé el móvil y donde tiempo después, cuando volví, seguía en el mostrador.

Samos:

Es uno de esos restaurantes que puedes pagar en Copenhague. La comida del buffet libre vale unos 9€; lo único, que el consumo de una bebida es obligatorio y vale más o menos lo mismo, otros 9€.

Para el precio, la comida está bastante buena, y si vas justo de pasta, aprovecha para llenarte, porque la ciudad tiene un montón de tentaciones para ir picando.

Maed Ethiopian:

Elegimos este restaurante por precio: el precio medio del plato son unos 12€ y 3€ de bebida. Pero aunque lo elegimos por el precio, la experiencia fue fantástica, aunque debo aclarar que veníamos desde Christiania, después de probar varios productos locales, y que de los tres que íbamos, el único que hablaba un poco de inglés era yo, porque Leti y Mine, como si nada.

Tras varios ataques de risa espontáneos y otras fabulaciones transitorias, de repente, una chica súper alta, esbelta, con un color de piel negro mate espectacular y unos ojos preciosos, viene a tomarnos nota. Pero tal era la belleza de la chica que los tres nos quedamos embobados, mirándola, sin articular palabra; en su cara se vio una sonrisa que demostraba que ya se había percatado de que éramos idiotas, pero inofensivos. Cuando terminamos de pedir, la chica me preguntó si íbamos a querer cubiertos o comíamos con las manos: me quedé bloqueado, y, aunque lo había entendido a la primera, me lo tuvo que repetir tres veces para reaccionar, y cuando se lo traduje a mis compañeras, se rieron de mí, y me pidieron que dejara de decir tonterías; así que le dije que sí, que trajera cubiertos. Pero cuando nos giramos, todo el mundo comía con las manos.

La comida era abundante y estaba buenísima, muy autentica; no probé nada así antes. Como no sabíamos lo que habíamos pedido y creíamos que habíamos pedido más, le pregunté a la camarera que cuando nos traían lo que faltaba, aunque ya estábamos llenos; ella se echó a reír y nos dijo que ya nos habíamos comido todo. Un diez en comida y otro en atención.


Broens Gadekokken:

Situado en una islita, entre Nyhavn y Christiania, es un mercado Street Food al aire libre. Tienen cocina internacional y es una auténtica delicia. También tienen cervezas artesanas, y si vais varios, podéis elegir cada uno el restaurante que quiera, y luego comer todos juntos. Lo malo es que, al ser al aire libre, pocos días está abierto.

Hay otro mercado similar, el Raffen, algo más grande, pero bastante más alejado, cerca del Baghaven de Mikkeller, y que abre menos días al año.



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